¡No hay veranito sin pescaíto!

Claro que sí. Si es que solo hay que ponerse en situación. Llegas a la playa, te das un baño fresquito antes de comer y con la sal todavía en el cuerpo y el mar en el horizonte, te sientas delante de una bandeja de pescaíto. Tan crujiente. Tan sabroso. Tan de olvidarte de todo en esa comunión total con uno de los mayores placeres estivales. El pescaíto frito.

Por lo tanto, en verano, más necesario que la toalla, el bañador, la sombrilla y el protector solar, es un buen pescado, un buen aceite, un buen rebozado con Semol y una presentación que entre por los ojos. Ahora sí es verano.

Lo primero no es clavar la sombrilla. Lo primero es elegir un buen pescado. Debe estar muy fresco. Si estás en la costa, te será fácil encontrarlo. Que no te falten unos boquerones, unos calamares, una puntillitas y unas pijotitas buenas.

El siguiente paso no es extender la toalla. El siguiente paso es poner a calentar el aceite. Siempre recomendamos usar un buen aceite de oliva virgen extra, ya que cuanto más extremas son las condiciones a las que vamos a someter al aceite, mejor calidad necesitaremos. Lo ideal es que esté a unos 170 º antes de meter el pescado.

Después no vamos a ponernos bronceador. No. Los que sabemos disfrutar de las vacaciones de verano sabemos que lo tercero que hay que hacer es rebozar el pescado con la semolina para freír de Semol. Recuerda nuestro truco para ahorrar tiempo. Echamos la semolina en una bolsa de congelar, añadimos el pescado y agitamos con ganas hasta que todas las piezas queden cubiertas.

Por último, no nos quitamos la camiseta para quedarnos en bañador. Ni hablar. A la mesa uno se sienta con camiseta puesta. Por mucho que el vecino del balcón de al lado o ese señor de edad que se sienta en la mesa más próxima en el chiringuito se niegue a aceptarlo. El siguiente paso será una buena presentación en la bandeja, tanto si nos la sirven como si la preparamos nosotros. Hay muchos recursos para que la bandeja quede vistosa. Hoy te proponemos meter cada tipo de pescado en un cucuruchito de cartón y acompañar la bandeja de cucuruchos con un acompañante vistoso y fresquito. Como una ensalada, unas papas aliñadas o un salpicón.

Ya tenemos nuestro pescaíto listo en la mesa. Ahora sí. ¡Que comience el verano!

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