Seguramente, si todavía no estás familiarizado con la semolina, de la misma manera que haces tus fritos con harina, tu pan de cada día también estará hecho a partir de harina. ¿Y con qué si no?, nos preguntarás. Pues nosotros, de la misma manera que ya te recomendamos freír con semolina, ahora te hablamos de las estupendas cualidades de un pan elaborado a partir este producto.
¿Y qué diferencia al pan de semolina de mi pan de toda la vida?
La primera diferencia que notarás está a la vista. Igual que la semolina presenta un color más oscuro, más amarillento que la harina, la miga del pan que haremos con semolina conservará esta cualidad. Por otra parte, su cuerpo es más poroso, lo que dota a este pan de una mayor esponjosidad al comerlo. Además de esto, estamos completamente seguros de que te conquistará por su delicioso sabor y aroma irresistible. Aunque nos encanta el pan de semolina, hemos de advertir aquí —es nuestra responsabilidad— que al igual que el pan de siempre, este también presenta un alto contenido en gluten.
Pero lo mejor es que el pan de semolina resulta ideal para prepararlo en casa de forma muy sencilla y poder probar una verdadera hogaza de pan tradicional. Cuando lo hagas, te encontrarás con un producto que te asombrará al ver como el grano grueso se convierte en una de las masas más suaves, uniformes y elásticas que conozcas.
Si al contrario de lo que decíamos al principio, sí tienes ya Semol en casa o en tu negocio hostelero y has decidido que no vas a volver a freír ni una pijota con harina, es el momento de probar otra de las ventajas de la semolina. Ya nos contarás qué tal el resultado.